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PRAC publishes digital version of Anabelle Rodriguez’s Isla del Burén: Los Taínos y sus Antecesores en Puerto Rico

Rutgers graduate student Anabelle Rodríguez González authorized the PRAC to publish a digital version of her book on indigenous cultures in the Caribbean. The book is based on an exhibit presented at the Taller Puertorriqueño in Philadelphia as part of the celebration of their anniversary.

From the Introduction:

“La raíz indígena en las Antillas ha sido efectivamente mitificada a través de más de cinco siglos de revisión histórica. Este proceso dio comienzo con los logrados esfuerzos de cronistas como Fray Ramón Pané, Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés, y Fray Bartolomé de las Casas, cuya valiosa y original documentación de las costumbres indígenas ha sido interpretada por la escritora Mercedes López Baralt, como la primera investigación etnográfica en las Américas. Las crónicas son esenciales para cualquier acercamiento a la interpretación de las relaciones sociales taínas. Teniendo acceso a estos y otros documentos de la era colombina, e incorporando las recientes décadas de ardua investigación arqueológica y análisis paleoantropológico, podemos recoger datos que nos ayudan a construir un cuadro hipotético suficientemente convincente sobre la identidad y la cultura taína.

Descubrimos que el legado taíno constituye un complejo bastión de nostalgia, memoria, y tradición para los puertorriqueños. Además de la gran cantidad de material arqueológico que ha sido y continúa siendo recuperado, perduran en nuestra cultura prácticas culinarias inmemorables – sazones y aromas – que remontan al puertorriqueño de hoy, a un pasado vital y perdurable. ¿Qué sería de nuestros clásicos de la cocina criolla – el arroz con gandules, los pasteles, las alcapurrias – sin el color del achiote? Y qué de una parranda navideña sin güiro y maracas?

De este modo, la memoria indígena se encuentra entretejida en las experiencias sensoriales de nuestro pueblo, y se deja sentir aun entre las vidas de los puertorriqueños que no reclaman su descendencia. También podemos reconocer el reciclaje continuo de ideas con marcada influencia aborigen. Ejemplo de ellas son la producción artesanal en la Isla y otras manifestaciones de estética visual, las cuales han tomado auge y han mantenido su ímpetu creativo desde la “época de oro” de la gráfica puertorriqueña, remontándose a la segunda mitad del siglo veinte. Estas décadas, durante las cuales se debatía la identidad de la Nación puertorriqueña tanto en las salas políticas como en los lienzos y carteles de los artistas del patio, dieron lugar a una producción visual inspirada en muchas ocasiones por el simbolismo indigenista autóctono.

Isla del Búho en el Taller Puertorriqueño

La coordinación de la exposición Isla del Búho tomó tres años de planificación y colaboración con las siguientes organizaciones e instituciones de Puerto Rico y Filadelfia: el Consejo para la Protección del Patrimonio Arqueológico Terrestre en el Instituto de Cultura Puertorriqueña (San Juan, Puerto Rico), la Administración de Asuntos Federales de Puerto Rico (PRFAA – Filadelfia y Washington, D.C), el Museo de Antropología, Historia y Arte de la Universidad de Puerto Rico (Recinto de Río Piedras, San Juan, PR), la Fundación Luis A. Ferré (San Juan, PR) y el Museo de Arte de Ponce (Ponce, PR), el Museo de Arqueología y Antropología de la Universidad de Pensilvania (Filadelfia, PA), y el Centro Ceremonial Indígena de Tibes (Ponce, PR), entre otras.

La muestra fue inspirada en gran medida por la instalación en El Museo del Barrio (Nueva York) de “Taíno: Viajeros por el Caribe”, una exhibición que documentó el desarrollo del arte taíno a través de las Antillas Mayores. Fue durante varias visitas al Museo, junto a grupos de estudiantes del Taller, que decidí desarrollar la idea de organizar la presente exhibición. En el Taller, la visión estética y el acercamiento académico son similares a los que percibí en la instalación en El Museo. A la misma vez, la decisión de enfocarnos en el material arqueológico puertorriqueño es un reconocimiento del aporte cultural puertorriqueño a las raíces y la memoria de la comunidad latina de Filadelfia, en celebración del trigésimo aniversario del Taller Puertorriqueño, El Corazón Cultural del Barrio.”