Veteranos de una guerra ideológica: La Legión Americana en Puerto Rico y las políticas culturales del panamericanismo (1968-1971)
Carlos E. Rovira Valentín
Estudiante doctoral en Historia, Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras
PRAC Summer Mellon Intern, 2025
Departamento de Puerto Rico de la American Legion
Como cualquier gesta cultural realizada en esta tierra, el trabajo en el Archivo General de Puerto Rico supone numerosos retos y desafíos, aunque, de igual manera, grandes sorpresas y el descubrimiento de joyas inexploradas o minusvaloradas de nuestra historia. Este fue el caso de documentos del departamento de Puerto Rico de la American Legion (de ahora en adelante la AL) establecida en París en 1919 entre veteranos de las American Expeditionary Forces estacionados en Francia, y la cual llegó a Puerto Rico el mismo año.[1] Como organización de carácter transnacional que implicaba redes de sociabilidad, la AL suponía el establecimiento de redes y fragmentos de red en torno a una serie de puntos, aunque su centro se localizaba en Estados Unidos.[2] La organización creció hasta contar con 17,100 departamentos (es decir, capítulos) y con 3 millones de integrantes después de la Segunda Guerra Mundial, esparcidos entre varios países entre los que se encontraban México, Panamá, Argentina y Canadá y colonias como Hawai’i y Puerto Rico.[3] En casos como el de este último, existía tanto un departamento (con sede en Hato Rey, San Juan) como algunos posts (o puestos alrededor de la isla). Entre estos figuran el establecido en Bayamón (el número 48), el correspondiente a Guayama (el número 4) y unos tercero y cuarto en ciudades que aún no han sido identificadas, a las cuales les correspondían los números 49 y 52, respectivamente.[4] La First Woman American Legion también tenía presencia en Puerto Rico con un solo puesto, el cual aún no ha podido ser localizado.[5] La amplia presencia de la AL en Puerto Rico podría indicar su importancia en el proyecto geopolítico en el que estuvo insertada la organización en cuestión.[6]
La estructura de la AL en Puerto Rico para el período correspondiente del 1969 al 1970 se puede ver en la siguiente tabla:[7]
Estructura de la AL en Puerto Rico | Nombre | Posición |
Nivel departamental | n/d | Presidente |
Roberto González Vázquez | Comandante | |
Raúl Barreras | Comandante departamental | |
Gilberto M. Font | Vicecomandante nacional (representación de Puerto Rico en el National Executive Committee)[8] | |
Eduardo Cuchi Coll | Asesor legal (antes presidente del Comité Legislación Legión Americana) | |
William Feliciano Ruiz | Representante nacional en la National Convention, en sustitución de Eduardo Cuchi Coll | |
Auxiliar | Luz María Madera | Presidenta del departamento de Puerto Rico |
Puesto núm. 2 (de la First Women’s American Legion | Julia Elena Díaz | Comandante |
Comité Pro-Bienestar del Niño | Sarah Ralat | Directora |
Comité Legislación Legión Americana | Eduardo Cuchi Coll | Presidente |
Comité Legión Americana Pro Centro Hemisférico Técnico Cultural Norte Sur (Centro Norte – Sur) | Luis F. Cuchi | Presidente |
Puesto número 48 (Bayamón) | José González Gómez | Comandante |
Concepción Marrero Santos | Ayudante | |
Romualdo Torres Rodríguez | Oficial de Finanzas | |
Puesto número 4 (Guayama) | Raúl Roque Colón | Comandante |
Puesto número 52 | Víctor Salgado | n/d |
«Distrito 2» | Luis Rivera Piloto | n/d |
Invitaciones a Luis A. Ferré de parte de la AL
El acervo del departamento establecido en Puerto Rico está en proceso de explorarse y, por el momento, consiste únicamente de un cartapacio con una serie de documentos entre los que se encuentran invitaciones de la organización a funcionarios del gobierno de Puerto Rico entre 1968 y 1971, algunas dirigidas al gobernador Luis A. Ferré Aguayo y a uno de sus ayudantes especiales en La Fortaleza, Aurelio Torres Campos, así como informes producidos por la organización en relación, principalmente, al establecimiento de un hospital para veteranos puertorriqueños.[9] Este legajo forma parte de la colección de Ferré Aguayo del fondo Fortaleza y fue hallado en una caja de cartón junto con otros documentos no relacionados. Este aspecto, al igual que el que se trate en su mayoría de planes de proyectos cuya puesta en práctica se desconoce hasta el momento (con excepción del Centro Hemisférico Técnico-Cultural Norte-Sur, cuyos documentos más antiguos en Puerto Rico datan de 1971),[10] supone una limitación metodológica que deberá ser superada en futuros acercamientos a este acervo. Por tal razón, el estudio realizado en este artículo de los referidos documentos de la organización en cuestión ha sido complementado con otros encontrados en otras cajas y cartapacios.[11] De hecho, aún no existe en Puerto Rico, guía o inventario alguno sobre los documentos generados por o relacionados con la AL en Puerto Rico. De igual manera, debe puntualizarse que aún no existe bibliografía sobre la presencia de AL en Puerto Rico, exceptuando alusiones a esta en trabajos como A History of the American Legion de Richard Seylee Jones (1946), Puerto Rico Under Colonial Rule: Political Persecution and the Quest for Human Rights de Ramón Bosque Pérez (2006) e Historia de la lucha por la independencia de Puerto Rico: una lucha por la soberanía y la igualdad social bajo el dominio estadounidense del historiador José (Ché) Paralitici (2017).[12] Por tal razón, debido a la carencia de historiografía al respecto, los documentos hallados suponen una fuente primaria insustituible para el estudio de la presencia de la AL en Puerto Rico durante la Guerra Fría.
Los propósitos de la American Legion eran tanto humanitarios (siendo una organización benévola para veteranos estadounidenses) como políticos e ideológicos.[13] De hecho, si bien no se originó como una entidad partidista, pronto se insertó en la política estadounidense iniciándose como grupo de presión en el Congreso e incluso permitiendo a algunos de sus integrantes ser propuestos como jefes de agencia en el gobierno federal.[14] No obstante, fue como respuesta a la expansión del comunismo que la organización comenzó a vincularse más directamente con Puerto Rico y el resto de Latinoamérica participando más tarde del desarrollo de políticas panamericanistas (o inter-americanistas, según el historiador Roscoe Baker).[15] Si bien aún no han sido hallados documentos anteriores al período mencionado en el cartapacio en cuestión, el historiador Richard Seelye Jones en su trabajo A History of the American Legion menciona la presencia de la AL en Puerto Rico desde 1925, comenzando con veintitrés integrantes y aumentando hasta 6,833 en 1945.[16]
Sobre la dimensión ideológica de la función de la American Legion debe mencionarse que aunque operaba durante el contexto del Pánico Rojo y en defensa de “lo estadounidense” ante las amenazas a esta mistificada comunidad política, según Richard Seylee Jones, sus detractores aun en Estados Unidos la señalaban de fascista.[17] Aunque Jones no brinda más detalles al respecto (de hecho, su idealización de la AL es bastante notable durante el transcurso de su trabajo aquí citado), la AL podría ser considerada como de inclinación fascista partiendo de su adhesión a un ultranacionalismo conservador, su culto al militarismo y la percepción de la necesidad de defender la comunidad nacional de amenazas tanto externas como internas (entre otros aspectos), elementos comunes en grupos fascistas, según los historiadores Emilio Gentile y Federico Finchelstein.[18] De hecho, no solamente la AL supuso la introducción de todo un imaginario belicista en Puerto Rico (el mero hecho de denominarse a sí mismos “legión” y utilizar conceptos como «año legionario» se explica por sí solo), sino que coincidió con importantes eventos militares como el establecimiento de la Guardia Nacional de Puerto Rico.[19] Más aún, tanto la Guardia Nacional como la AL formaron parte de la supresión de actividades subversivas y de la campaña de desprestigio al movimiento independentista (respectivamente).[20] No obstante, no todas las colectividades que supongan una apología de la guerra y/o un ultranacionalismo radical como lo hacía la AL son fascistas y en el caso de esta organización no se observaron elementos más representativos como la utilización de la violencia y su rechazo total de la democracia.[21]
El panamericanismo comenzó a desarrollarse a finales del siglo XIX, teniendo como punto de partida la primera Conferencia Panamericana de 1889 llevada a cabo en Washington DC y organizada por James G. Blaine, Secretario de Estado de Estados Unidos para ese entonces.[22] Este proyecto político, con manifestaciones intelectuales y culturales, implicaba el establecimiento de puentes entre países y colonias latinoamericanas y caribeñas, contribuyendo al establecimiento de un «sistema inter-americano».[23] Puentes y no lazos, ya que supuso el posicionamiento de Estados Unidos como hegemón regional y la consiguiente articulación de un orden racial y geopolítico, además de responder a intereses económicos y políticos del mencionado país en la región.[24] No obstante, existía un panamericanismo que partía de las aspiraciones de integración y de cooperación regional, apoyado por importantes líderes separatistas como José Martí en Cuba y Ramón Emeterio Betances en Puerto Rico.[25] Los conceptos de “nuestra América” de Martí, la Confederación Antillana y hasta la Gran Colombia de Bolívar se enfrentaban con lo que el historiador Millery Polyné denomina un «panamericanismo centrado en Estados Unidos», que sería predominante durante el siglo XX en el contexto del período del auge del fascismo en Europa y a medida que aumentaban las posibilidades reales de un conflicto a escala mundial.[26] Este es el panamericanismo puesto en práctica tanto por la Conferencia de Estados Americanos de 1938 como por la American Legion en el programa de la National Americanism Commission, ambos casos mencionados posteriormente.[27]
El aspecto cultural estuvo presente desde los orígenes del panamericanismo, aunque no es hasta el siglo XX cuando surgen programas de intercambio cultural como el National Folk Festival llevado a cabo en 1941 en Washington DC y como el «Centro Hemisférico Técnico Cultural Norte Sur en Puerto Rico», mencionado anteriormente, y estuvo sustentado por la política exterior estadounidense vigente desde la llegada de Franklin Delano Roosevelt a la presidencia de Estados Unidos en 1933.[28] A tales efectos, con el panamericanismo del siglo XX fue posible la internacionalización del proyecto del “americanismo” propuesto en el preámbulo de la constitución de la American Legion, en la cual, con un tono de nacionalismo ultraconservador,[29] proponía que apoyarían y perpetuarían (importante término) un “100% Americanism”.[30] Este americanismo surgía como respuesta a actividades y a la difusión de propaganda «subversiva y antiamericana» realizada en Estados Unidos, así como a la presencia de extranjeros dentro del territorio estadounidense, particularmente de alemanes, desde los albores de la Segunda Guerra Mundial.[31] Para tales fines, la National Americanism Commission desarrolló un plan de acción que implicaría la creación de un programa intelectual y cultural por parte de la AL (o apoyado por esta).[32] Entre sus dieciséis puntos se encontraban la proyección de cine “americanista” y la realización de conferencias, foros, exposiciones artísticas y conciertos “latinoamericanistas”.[33]
Sería en la expansión de un programa cultural panamericanista en el contexto de la Doctrina Truman, cuya finalidad era el establecimiento de lazos de “cooperación” (en este caso en el plano diplomático) entre Estados Unidos y gobiernos latinoamericanos para apoyarlos en su lucha contra la influencia comunista percibida por el primero como existente en la región.[34] De hecho, desde la VIII Conferencia de Estados Americanos llevada a cabo en 1938 en la ciudad de Lima y enlazada con la Política del Buen Vecino, ya se consideraba la idea de establecer un «“eje norte-sur”, Canadá/América Latina», en palabras de Rodríguez Beruff.[35]
Fue precisamente para el fomento de un panamericanismo cultural para lo cual la American Legion ejerció presión (algo a lo que ya se había acostumbrado)[36] junto con el Departamento de Estado del gobierno colonial de Puerto Rico para la creación del antes referido centro, según consta en una misiva enviada por Luis F. Cuchí, miembro de la AL, al ayudante especial Torres Campos fechada el 30 de septiembre de 1969.[37] Esta iniciativa implicaría el establecimiento de programas de intercambio académico y cultural entre Puerto Rico y naciones latinoamericanas con la finalidad de «diseminar el evangelio de la democracia y las bondades de nuestro sistema democrático de gobierno [del estadounidense] entre la juventud, los analfabetas, las uniones obreras y los estudiantes».[38] Para tener un contexto más amplio de la cita previamente presentada, debe mencionarse que la AL consideraba a las uniones obreras como antiamericanas y que durante los primeros años de la Guerra Fría, la participación de estudiantes en movimientos universitarios de reivindicación social supuso la construcción de estereotipos sobre las generaciones más jóvenes.[39] La mención de los analfabetas en la cita de Cuchí pretendía matizar la carga política de la misma, así como plantear que quienes no conocieran los valores del sistema democrático en cuestión sufrían del mismo nivel de exclusión (o enajenación) social que los analfabetas.[40] Eran, en palabras de Giorgio Agamben, un “fuera” de la sociedad.[41] Interesantemente, desde antes del inicio de la Guerra Fría, en conferencias como la llevada a cabo en Panamá del 23 de septiembre al 3 de octubre de 1939, entre ministros de relaciones exteriores de repúblicas americanas se construía sobre lo diplomático una superestructura ideológica[42] donde, además de defender el «ideal democrático interamericano»,[43] se protegía la «moralidad cristiana».[44] Esto se observa en la novena declaración aprobada en la referida conferencia, según la cual toda actividad política y militar deberá circunscribirse al “imperio” de lo moral.[45]
El establecimiento de los programas de intercambio mencionados anteriormente responde a la amenaza del comunismo no en Puerto Rico sino en Latinoamérica, ya que «solamente a través de una intensa campaña educaional [sic.] y cultural de esta naturaleza, que tomará años y años, es que podrán los Estados Unidos intentar derrotar la guerra ideológica que los comunistas y otros grupos enemigos de los Estados Unidos conducen sin cesar en algunos paises [sic.] de la America [sic.] Latina […]».[46] Con la intención de la implementación de un proyecto cultural desde la AL, se trasladaban a Puerto Rico los enfrentamientos ideológicos en el plano cultural entre el bloque capitalista y el socialista.[47]
Pensando la ideología (en términos del historiador Akira Irie) como parte de los elementos que entendemos como cultura, la idea de «guerra ideológica» a la cual se suscribía la misiva de Cuchí a Torres Campos antes mencionada (y a la que se hace alusión en el título de este escrito) implicaría un conflicto entre dos culturas distintas: una del bloque socialista y otra de los países capitalistas.[48] En este contexto, los intelectuales comunistas “politizan” el arte, tal como plantea el crítico de arte y filósofo Walter Benjamin.[49]No obstante, este concepto no contemplaba la existencia de una “cultura de izquierdas” contra la cual Estados Unidos tuviera que enfrentarse. Lo que sí existía era, añadimos, al menos en casos como los de Argentina y Puerto Rico, eran artistas vinculados, en mayor o menor grado, a partidos políticos de izquierdas.[50] En Puerto Rico, el sello discográfico Disco Libre y talleres de creación de carteles afiliados directamente al Partido Socialista Puertorriqueño (PSP) eran ejemplos claros de esa «politización del arte» mencionada por Benjamin.[51]
De hecho, este supuesto enfrentamiento cultural entre el capitalismo y el bloque socialista o, más aún, entre los imaginarios del Este y el Oeste fue utilizado como herramienta de propaganda política y convertido en bien de consumo por los medios de comunicación masivos estadounidenses.[52] Por tal razón, y pese a que durante la Guerra Fría la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) ya no gozaba de la misma influencia mediática como durante el período de la Internacional Comunista (COMINTERN, por su acrónimo inglés),[53] el fantasma de la “propaganda comunista” seguía (y aún continúa) presente en el imaginario del asimilismo en Puerto Rico.[54]
Con lo planteado por el panamericanismo y la American Legion, nos encontramos ante propuestas culturales concretas formuladas desde todo un complejo entramado integrado por funcionarios coloniales en Puerto Rico, el gobierno estadounidense y entidades transnacionales como la AL.[55] Este programa propuesto por la AL, similar al Punto Cuarto[56] implementado anteriormente, implicaría igualmente la circulación de conocimiento mediante el establecimiento de «una gran libreria [sic.]» y de un «Centro de Intercambio Técnico Cultural» en Puerto Rico apoyado por el gobierno colonial de Puerto Rico – por figuras como Luis Muñoz Marín y Roberto Sánchez Vilella hasta el historiador Arturo Morales Carrión.[57] De hecho, según la historiadora Silvia Álvarez Curbelo, ya con Muñoz Marín se comenzaba a plantear desde La Fortaleza la importancia del fortalecimiento de las relaciones diplomáticas entre Latinoamérica y Estados Unidos, en sintonía con los intereses estadounidenses del proyecto del panamericanismo.[58] Este Centro (el Centro Norte-Sur), auspiciaría, como en efecto sucedió, una serie de actividades en diversos espacios en Puerto Rico, entre las que figuraban algunas como el «Foro de San Juan sobre restauración de monumentos históricos», actividades culturales, cursos y conferencias como “Distorsiones de la historia latinoamericana”,[59] (el título en sí indica cierta mirada revisionista), “Puerto Rico y la Unión Interamericana”, y «Conferencia de Líderes Hemisférica» (no menciona a que tipo de líderes se refiere).[60] Estas eran auspiciadas, en su mayoría, por el Foro de Puerto Rico, entidad vinculada al Centro Norte-Sur que aún no ha sido estudiada.[61] Mencionado esto, debe caracterizarse, en este sentido, a la AL como una especie de “exportador” de prácticas culturales implementadas en Estados Unidos desde antes de la Guerra Fría, tales como el caso del National Folk Festival, llevado a cabo en el Constitution Hall (me pregunto si se habrá estudiado la dimensión simbólica de la selección de este espacio) en Washington, DC, en 1941, y vinculado con los proyectos artísticos del panamericanismo.[62]
Los documentos de la American Legion de la Colección Luis A. Ferré nos permiten ver a la referida organización como una en expansión en Puerto Rico con dos locales principales (el del departamento y el auxiliar) y al menos cuatro puestos.[63] Estos documentos permiten (re)pensar la americanización y los vínculos entre Puerto Rico y Estados Unidos como sucedidos no solamente desde el gobierno colonial, sino como un proyecto gestado desde la sociedad civil.[64] A tales efectos, recordemos que la AL no fue gestada desde el gobierno sino como ente independiente desde esta nueva clase social conformada por veteranos del mismo país que lucharon en la Primera Guerra Mundial.[65] Si bien no podría considerarse a estos veteranos de este y anteriores conflictos como una clase social desde una perspectiva marxista, el historiador Humberto García Muñiz menciona la existencia de una «coalición electoral» activa en Estados Unidos desde antes de la fundación de la American Legion con importante presencia en el Partido Republicano donde figuraban tanto miembros de las élites económicas como pensionados militares, lo cual indica un considerable nivel de poder socioeconómico, e incluso de movilidad social, de estos últimos.[66]
Adquisición de tierras del Hospital San Patricio
Solicitud de fondos públicos para la AL
De igual manera, se refleja la condición de la American Legion como grupo de presión, lo cual se observa particularmente en su gestión para la adquisición de tierras pertenecientes al Hospital San Patricio (asunto que parecía ser el de mayor importancia en la correspondencia disponible en el cartapacio consultado), así como los estrechos vínculos de la AL con el poder ejecutivo en Puerto Rico mediante el intercambio de correspondencia y peticiones de reunión con el gobernador.[67] No obstante, es posible que estos vínculos se hayan iniciado desde alguna de las administraciones anteriores, ya que en una misiva de Eduardo Cuchí Coll, presidente del Comité Legislación Legión Americana, dirigida a Ferré Aguayo el 19 de diciembre de 1968 (cuando este aún no había asumido el cargo de gobernador), el primero le solicita al mandatario electo un aumento a la cantidad asignada por el gobierno a los gastos del departamento de Puerto Rico de la AL, lo cual implica que esta entidad era subvencionada por el gobierno colonial, o mejor dicho, por los contribuyentes puertorriqueños.[68]
El legajo encontrado la tarde del miércoles 16 de julio de 2025 de los documentos de la American Legion en Puerto Rico es también una fuente de gran valía para quienes deseen adentrarse en otros temas de nuestra historia. Estos podrán ser utilizados como fuentes primarias en el estudio de organizaciones transnacionales similares a la AL en Puerto Rico en análisis comparativos con políticas de mayor impacto impuestas desde Estados Unidos en el mismo período, como el programa Punto Cuarto (dedicado, al igual que el Centro de Intercambio mencionado anteriormente, a fomentar la formación de profesionales latinoamericanos en Puerto Rico) y la Alianza para el Progreso iniciada por John F. Kennedy.[69] De igual forma, temas como el establecimiento de programas de bienestar social (tales como los propuestos por el Comité Pro-Bienestar de la Niñez), luego implementados por el gobierno colonial o apoyados por este, podrán ser estudiados en mayor profundidad con sus luces y sombras.[70] Que el descubrimiento de este patrimonio documental nos invite a continuar conservando y preservando nuestros archivos e historia, así como a continuar problematizando los múltiples Puerto Ricos en los que habitamos.
Notas
[1] Richard Seelye Jones, A History of the American Legion (New York/Indianapolis: The Bobbs – Merrill Company, 1946), 40. Sobre los orígenes de la AL en Puerto Rico, véase Ramón Bosque Pérez, “Political Persecution against Puerto Rican Anti-Colonial Activists in the Twentieth Century”, en Puerto Rico Under Colonial Rule: Political Persecution and the Quest for Human Rights, editado por Ramón Bosque Pérez y José Javier Colón Morera (New York: State University of New York Press, 2006), 17
[2] Sobre las redes de sociabilidad, véase Michel Bertrand, “De la familia a la red de sociabilidad”, Revista Mexicana de Sociología, 61:2 (abril – junio 1999): 124.
[3] Debe recordarse que Hawai’i fue convertido en estado en 1959. Kristina M. Campbell, “Citizenship, Race, and Statehood,” Rutgers University Law Review, 74:2 (Winter 2022): 616. En cuanto a los referidos departamentos, véase Jones, A History of the American Legion, 229 – 230; Roscoe Baker, The American Legion and the American Foreign Policy, (New York: Bookman Associates, 1954), 16.
[4] En cuanto a la presencia de la AL en Puerto Rico véase, Legión Americana, Convocatoria, Bayamón, 1971, Archivo General de Puerto Rico, Fondo Fortaleza, Serie #1, Correspondencia General, Sub-fondo Hon. Luis A. Ferré, caja #37. Refiérase también a “Contra-referencia de Carta en rellcion [sic.] con el interés del Puesto Núm. 49 de la Legion Americana de adquirir, mediante compra, un predio de terreno de la Autoridad de Tierras para el establecimiento de su casa-club”, 19 de diciembre de 1969, Archivo General de Puerto Rico Archivo General de Puerto Rico, Fondo Fortaleza, Serie #1, Correspondencia General, Sub-fondo Hon. Luis A. Ferré, caja #37.. Ver también Manuel Juarbe, “misiva de Manuel Juarbe a Raúl Roque Colón”, 10 de diciembre de 1969, Archivo General de Puerto Rico, Fondo Fortaleza, Serie #1, Correspondencia General, Sub-fondo Hon. Luis A. Ferré, caja #37. Sobre el departamento de la AL en Puerto Rico, véase Eduardo Cuchí Coll, “misiva de Eduardo Cuchí Coll a Luis A. Ferré”, 19 de diciembre de 1968, Archivo General de Puerto Rico, Fondo Fortaleza, Serie #1, Correspondencia General, Sub-fondo Hon. Luis A. Ferré, caja #37. La información sobre el puesto 52, así como respecto a un «Distrito dos» de la AL en Puerto Rico (este último aún no ha sido estudiado) provino de una misiva enviada por Raúl Barreras, comandante departamental de la AL en Puerto Rico, al gobernador Ferré Aguayo, solicitándole indulto para Luis Rivera Piloto y Víctor Salgado (ambos de la AL). Se desconocen las acusaciones que pesaban en su contra. Raúl Barreras, M.D, “misiva de Raúl Barreras, M.D. al Hon. Luis A. Ferré”, 29 de noviembre de 1971, Archivo General de Puerto Rico, Fondo Fortaleza, Serie #1, Correspondencia General, Sub-fondo Hon. Luis A. Ferré, caja #95.
[5] Sobre la First Woman American Legion refiérase a Luis A. Ferré, “misiva de Luis A. Ferré a Julia Elena Díaz”, 27 de octubre de 1969, Archivo General de Puerto Rico.
[6] Sobre la importancia geopolítica de Puerto Rico para el expansionismo estadounidense en el Caribe, véase Jorge Rodríguez Beruff, Política militar y dominación: Puerto Rico en el contexto latinoamericano (Río Piedras: Ediciones Huracán, 1988), 28. En cuanto a este rol en los albores de la Segunda Guerra Mundial, véase Jorge Rodríguez Beruff y José L. Bolívar Fresneda, “Introducción: Puerto Rico en la Segunda Guerra Mundial”, en Puerto Rico en la Segunda Guerra Mundial, editado por Jorge Rodríguez Beruff y José L. Bolívar Fresneda, (San Juan: Ediciones Callejón, 2012), 35, 38.
[7] En cuanto a los puestos mencionados en la tabla, véase Luis F. Cuchí “Misivas de Luis F. Cuchí al Lcdo. Aurelio Torres Campos”, 30 de septiembre de 1969 y 15 de abril de 1970, Archivo General de Puerto Rico, Fondo Fortaleza, Serie #1, Correspondencia General, Sub-fondo Hon. Luis A. Ferré, caja #37; The American Legion, Informe de los delegados a la conferencia de Washington en relación con el asunto del hospital San Patricio, Archivo General de Puerto Rico; Juarbe, op. cit.; Ferré, op. cit.; Luz María Madera, “Misiva de Luz María Madera a Honorable Don Luis A. Ferré”, 11 de abril de 1969, Archivo General de Puerto Rico, Fondo Fortaleza, Serie #1, Correspondencia General, Sub-fondo Hon. Luis A. Ferré, caja #37; Sarah Ralat de Díaz, “Misiva de Sarah Ralat de Díaz a Honorable Luis A. Ferré”, 18 de marzo de 1969, Archivo General de Puerto Rico; Cuchí Coll, op. cit.; Legión Americana, Convocatoria. Sobre el puesto 52, y el referido Distrito 2, refiérase a Barreras, M.D., “misiva de Raúl Barreras”, Archivo General de Puerto Rico.
[8] Sobre el National Executive Committee, véase Baker, The American Legion, 17.
[9] The American Legion, Department of Puerto Rico, Resolucion [sic.], 28 de septiembre de 1969; Ferré, “misiva de Luis A. Ferré a Julia Elena Díaz”; Julia Elena Díaz, “misiva de Julia Elena Díaz a Hon. Luis A. Ferré”, 19 de octubre de 1969, Archivo General de Puerto Rico, Roberto González, Golberto [sic.] M. Font, William Feliciano, Eduardo Cuchí Coll, carta abierta, 5 de marzo de 1970; “Contra-referencia de Hospital Hato Tejas”, 31 de marzo de 1970, Archivo General de Puerto Rico; “Hoja de trámite sobre copia de carta de representantes de la Legión Americana en relación con posible ayuda financiera a obtenerse del Gobierno Federal para veteranos puertorriqueños”, 28 de mayo de 1970, Archivo General de Puerto Rico; The American Legion, Department of Puerto Rico, Informe de los delegados a la conferencia de Washington en relación con el asunto del Hospital San Patricio [8 de noviembre de 1970], Archivo General de Puerto Rico.
[10] Sobre los proyectos pendientes de la AL, véase Cuchí Coll, “Misivas de Luis F. Cuchí Coll al Lcdo. Aurelio Torres Campos”; The American Legion, Department of Puerto Rico, Informe de los delegados; “Hoja de trámite sobre carta de representantes”; González, Font, Feliciano, Cuchí Coll, carta abierta; “Contra-referencia de carta en relación…”; Juarbe, “misiva de Manuel Juarbe a Raúl Roque Colón”; The American Legion, Department of Puerto Rico, Resolución. Sobre el referido Centro Hemisférico Técnico-Cultural Norte-Sur, véase Centro Norte-Sur, Calendario de Actividades del Centro Norte-Sur, 1 de abril de 1972, Archivo General de Puerto Rico, Fondo Fortaleza, Serie #1, Correspondencia General, Sub-fondo Hon. Luis A. Ferré, caja #92.
[11] Estos documentos complementarios han sido Centro Norte-Sur, op. cit.; Barreras, op. cit.
[12] Jones, A History of the American Legion, 345; Ramón Bosque Pérez, “Political Persecution against Puerto Rican Anti-Colonial Activists in the Twentieth Century”, en Bosque Pérez y Colón Morera (eds.), Puerto Rico Under Colonial Rule, 17; Ché Paralitici, Historia de la lucha por la independencia de Puerto Rico: una lucha por la soberanía y la igualdad social bajo el dominio estadounidense (Río Piedras: Publicaciones Gaviota, 2017), 368.
[13] Baker, The American Legion, 14-15.
[14] Jones, A History of the American Legion, 45, 57-59.
[15] Baker, The American Legion, 195; Jones, A History of the American Legion, 279.
[16] Milllery Polyné, From Douglass to Duvalier: U. S. African Americans, Haiti and Pan Americanism, 1870 – 1964,9, 29–30. Jones, A History of the American Legion, 345.
[17] Jones, A History of the American Legion, 294.
[18] Federico Finchelstein, Del fascismo al populismo en la historia (Barcelona: Taurus, 2017), 32. Ver también Emilio Gentile, Fascismo: storia e interpretazione (Roma: Laterza, 2002), citado en Finchelstein, Del fascismo al populismo, 67.
[19] La selección del concepto legión también para el título de la organización implicaba la mistificación del pasado fundacional estadounidense, ya que según Jones, tropas de las Trece Colonias activas durante la Guerra Revolucionaria e incluso posteriormente habían sido organizadas como legiones. Jones, A History of the American Legion, 31. Bosque Pérez, “Political Persecution”, 17. Un Año Legionario es un periodo de tiempo utilizado por el departamento de Puerto Rico de la AL para reorganizarse y realizar compañas de reclutamiento. Sobre las campañas de reclutamiento de la Legión Americana en Puerto Rico, véase “Legión impulsa campaña de socios”, El Mundo, 6 de abril de 1961. “Asuntos Veteranos”, El Mundo, 18 de junio de 1978.
[20] Bosque Pérez, “Political Persecution”, 18. Paralitici, Historia de la lucha por la independencia de Puerto Rico, 368.
[21] Finchelstein, Del fascismo al populismo, 52, 59–60, 71, 132.
[22] Polyné, From Douglass to Duvalier, 17, 29–30.
[23] “Inter-American System”, traducción propia. Polyné, From Douglass to Duvalier, 9–10.
[24] Polyné, From Douglass to Duvalier, 29–30, 39–40, 82.
[25] Polyné, From Douglass to Duvalier, 29–30.
[26] Polyné, From Douglass to Duvalier, 9–10, 17. Rodríguez Beruff, Política militar y dominación, 23.
[27] Sobre la Conferencia de Estados Americanos del 1938 y la Reunión de Asuntos Exteriores de Estados de Repúblicas Americanas, véase Rodríguez Beruff, Política militar y dominación…, 34 – 35; Inter-American Union, “Appendix A”, en Report on the Meeting of the Foreign Affairs of the American Republics, Panamá, 23 de septiembre – 3 de octubre, 1939, 19. Sobre la National Americanism Commission, véase Jones, A History of the American Legion, 236 – 237. Refiérase también a Baker, The American Legion, 197–198.
[28] Baker, The American Legion, 187.
[29] The American Legion, Constitution, citado en Jones, A History of the American Legion, 40.
[30] The American Legion, op. cit.; Jones, A History of the American Legion, 236.
[31] Jones, A History of the American Legion, 285.
[32] Jones, A History of the American Legion, 236 – 237.
[33] Baker, The American Legion, 197–198.
[34] Sobre las políticas de contención contra el comunismo a nivel internacional , véase X [George Kennan], “The Sources of Soviet Conduct”, Foreign Affairs, 25:4 (julio de 1947): 581. La política de la Central Intelligence Agency (CIA) de señalar a un gobierno como comunista para justificar su derrocamiento es mencionada en Avital H. Bloch, María del Rosario Guadalupe Rodríguez de Ita, “La CIA en Guatemala: su papel en el golpe de estado en 1954”, en La Guerra Fría y las Américas (Colima: Universidad de Colima, 2013), 143. Sobre la Doctrina Truman, véase Bloch, Rodríguez de Ita, “La CIA en Guatemala”, 144. En cuanto al vínculo entre la AL y la cultura, véase Baker, The American Legion, loc. cit.
[35] Comillas inglesas de Rodríguez Beruff. Política militar y dominación, 34–35.
[36] Sobre la AL como grupo de presión, véase Baker, The American Legion, 20–21.
[37] Cuchí Coll, op. cit.
[38] Cuchí Coll, op. cit.
[39] Tyler J. Pollard, “Hardened Cultures and the War on Youth: A Conversation with Henry A. Giroux”, The Review of Education, Pedagogy, and Cultural Studies,36:3 (2014): 181–183.
[40] Sobre la mencionada cita, véase Cuchí Coll, op. cit.
[41] Giorgio Agamben, Homo Sacer: El poder soberano y la nuda vida, vol. 1. , trad. Antonio Gimeno Cuspinera (Valencia: Pre-textos, 1998), 31, 36.
[42] Sobre el concepto de «superestructura ideológica», véase Karl Marx, Contribución a la crítica de la economía política (Madrid: Siglo XXI Editores, 2008 [1859]), 5.
[43] Inter-American Union, op. cit.19.
[44] Inter-American Union, op. cit.,18
[45] “Imperio” es utilizado como la traducción de realm más cercana a la cita original (“That they [the Governments of the American Republics] condemn attempts to place international relations and the conduct of warfare outside the realm of morality”). Este uso proviene del concepto imperio de la ley, el cual implica la subordinación de los poderes públicos a una serie de dispositivos legales, es decir, leyes. “Imperio de la ley”, sv. Diccionario panhispánico del español jurídico, accesado el 10 de agosto de 2025, https://dpej.rae.es/lema/imperio-de-la-ley. No obstante, tratándose de lo moral (“realm of morality” en el texto original), otros conceptos más abstractos como los de naturaleza externa (o mundo objetivo) y el de racionalidad normativa planteados por autores como el filósofo Jürgen Habermas y el sociólogo especializado en religión Max Weber podrían ser de utilidad. El primer aspecto implica la existencia de un mundo de las ideas (a lo que probablemente se refiere con realm en la cita del Informe Interamericano de 1939 mencionado anteriormente) diferenciado del mundo que experimentamos como individuos, es decir, el de las subjetividades. El concepto de racionalidad normativa, por otra parte, abarca el aspecto de la moralidad. Esto podrá ser materia para un futuro artículo. Jürgen Habermas, Teoría de la acción comunicativa, I (Madrid: Grupo Santillana de Ediciones S.A., 1999), 80–81, 102, 235.
[46] Cuchí Coll, op. cit.
[47] Cuchí Coll, op. cit.
[48] Akira Irye, Power and Culture: The Japanese-American War, 1941 – 1945 (Cambridge, 1981), vii, “Culture”, Journal of American History, 77 (junio 1990): 99 – 107 y “Culture and Power: International Relations and Intercultural Relations,” Diplomatic History, 10 (Spring 2000): 115–128 citados en Jessica C. E. Gienow-Hecht, “Shame on US? Academics, Cultural Transfer, and the Cold War – A Critical Review”, Diplomatic History, 24:3 (Verano del 2000): 465. Cuchí Coll, op. cit.
[49] Walter Benjamin, “Estética de la guerra”, en La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica [Urtext] (México DF: Editorial Itaca, 2003), pp. 97, 99.
[50] José Julián Ramírez Ruíz, “Dislocaciones para un Disco Libre: Política Cultural y Alternativa Socialista en Puerto Rico” (Tesis de Maestría, Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, 2007), 17, 66.
[51] Ramírez Ruíz, op. cit.; Marina Reyes Franco, “Poéticas políticas: gráfica alternativa, poesía y acción contestataria en Puerto Rico (1970 – 1980)” (Tesis de Maestría, Instituto de Altos Estudios Sociales, Universidad Nacional de San Martín, 2013), 75, n 166. Benjamin, op. cit.
[52] Gienow-Hecht, “Shame on US?,” 471.
[53] La COMINTERN se refiere a una serie de redes transnacionales activas entre 1919 y 1943 y consistían en partidos comunistas y “compañeros de ruta” conocidos como poputchiki. Oleksa Drachewych, “The Communist Transnational? Transnational Studies and the history of Comintern”, History Compass, 17:2 (febrero 2019): 1–2. Sandra Pujals, “Los poputchiki: Communist Fellow Travelers, Comintern Radical Networks, and the Forging of a Culture of Modernity in Latin America and the Caribbean”, en Left Transnationalism: The Communist International and the National, Colonial, and Racial Questions, editado por Oleksa Drachewych e Ian McKay, (London: McGill-Queen’s University Press, 2019), 156.
[54] Cuchí Coll, op. cit. En cuanto a la influencia mediática del comunismo durante la COMINTERN, véase Sandra Pujals, “Bolchevismo isleño: Rusia y la Tercera Internacional en los imaginarios revolucionarios puertorriqueños, 1919 – 1936”, Historia Crítica, 64 (abril – junio 2017): 62.
[55] Sobre la presencia de funcionarios gubernamentales de Puerto Rico vinculados a la AL véase, “Contra-referencia de visita al Gobernador con motivo comienzo mes de la Amapola”, 25 de marzo de 1970, Archivo General de Puerto Rico; Roberto González Vázquez, “misiva de Roberto González Vázquez a Luis A. Ferré”, 17 de octubre de 1969, Archivo General de Puerto Rico; Luis Bautista Salas, “misiva de Luis Bautista Salas a Sr. Roberto González Vázquez”, 23 de octubre de 1969, Archivo General de Puerto Rico. Los vínculos entre figuras del gobierno estadounidense y la AL, más cercanos que en el caso de Puerto Rico, fueron estudiados por Jones, A History of the American Legion, 24, 26, 47, 57–59; Baker, The American Legion, 20 – 21.
[56] El programa de Punto Cuarto, desarrollado por el presidente Harry S. Truman, implicó el desarrollar en Puerto Rico un centro de intercambio, aunque en esta ocasión exclusivamente técnico, donde fueran adiestrados profesionales provenientes de países del Caribe, Centro y Suramérica en materia de disciplinas como planificación, salud pública y finanzas. Rafael Picó, “La planificación integral en Puerto Rico”, Revista de Estudios de la Administración Local y Autonómica (1952): 24 – 25.
[57] Cuchí Coll, op. cit.
[58] Silvia Álvarez Curbelo, “Un mundo perplejo: la discursiva de Luis Muñoz Marín en Tiempos Nucleares, 1946 – 1963”, Tiempos binarios: la Guerra Fría desde Puerto Rico y el Caribe editado por Silvia Álvarez Curbelo y Manuel R. Rodríguez, (San Juan: Ediciones Callejón, 2017), 47.
[59] Centro Norte-Sur, Calendario de Actividades del Centro Norte-Sur, 1 de abril de 1972, Archivo General de Puerto Rico, Fondo Fortaleza, Serie #1, Correspondencia General, Sub-fondo Hon. Luis A. Ferré, caja #92.
[60] Centro Norte-Sur, op. cit.
[61] Centro Norte-Sur, op. cit.
[62] Polyné, From Douglass to Duvalier, 163.
[63] Legión Americana, Convocatoria; Refiérase también a “Contra-referencia de Carta”; Cuchí Coll, op. cit.; Barreras, op. cit.
[64] Sobre la americanización a inicios del siglo XX, véase la mención de la realización de ejercicios militares de la Guardia Nacional de Puerto Rico en inglés. Juan Manuel Carrión, “Orígenes de la Guardia Nacional de Puerto Rico”, Asociación Histórica Puertorriqueña, 2 (julio – diciembre 1985) 223. Otros casos más estudiados de la americanización “desde arriba” son Jorge Duany, Puerto Rican Nation on the Move: Identities on the Island and in the United States, (Chapel Hill: The University of North Carolina Press, 2002), 60.
[65] En cuanto a los vínculos de la AL con círculos de la burguesía, véase Jones, A History of the American Legion, pp. 15–16, 24. Sobre este aspecto es importante mencionar que el recién citado historiador no se refiere a los integrantes de la directiva de la AL como provenientes de la burguesía. Sobre el vínculo de veteranos militares estadounidenses con las élites políticas y económicas, véase, Humberto García Muñiz, La estrategia de Estados Unidos y la militarización del Caribe: ensayo sobre el desarrollo histórico de las fuerzas de seguridad y la presencia militar de Estados Unidos en el Caribe angloparlante (Río Piedras: Instituto de Estudios del Caribe, 1988), 38–39.
[66] García Muñiz, op. cit.
[67] Sobre la construcción de facilidades médicas para veteranos, véase, “Contra-referencia de Hospital Hato Tejas”, Archivo General de Puerto Rico, Fondo Fortaleza, Serie #1, Correspondencia General, Sub-fondo Hon. Luis A. Ferré, caja #37; The American Legion, “Informe de los delegados”; González, Font, Feliciano, Cuchí Coll, op. cit.; The American Legion, “Resolución”; Ferré, “misiva de Luis A. Ferré a Sra. Julia Elena Díaz”; Díaz, “misiva a Luis A. Ferré”; Madera, op. cit. En cuanto al intercambio de correspondencia entre el poder ejecutivo y la AL, véase Cuchí Coll, op. cit.; “Hoja de trámite sobre llamada del Presidente de la Legión Americana en Puerto Rico (Tel. 783–4899)”, Archivo General de Puerto Rico; Ferré, op. cit.; Díaz, op. cit. Bautista Salas, op. cit.; González Vázquez, op. cit.; Madera, op. cit.; Cuchí Coll, op. cit.
[68] Cuchí Coll, op. cit.
[69] Sobre el programa Punto Cuarto, véase Ramón Grosfoguel, “La geopolítica de la migración caribeña: de la Guerra Fría a la Pos Guerra Fría”, Op. Cit., 10 (1998): 133.
[70] Comité pro-bienestar de la niñez, “misiva de parte de Comité pro-bienestar de la niñez al Honorable Luis A. Ferré”, 18 de marzo de 1969, Archivo General de Puerto Rico, Fondo Fortaleza, Serie #1, Correspondencia General, Sub-fondo Hon. Luis A. Ferré, caja #37.